Estoy ahora mismo en shock…..trabajo en una gran empresa, muy grande, y como es lógico hay muchas personas con las que diariamente nos cruzamos, muchas, muchísimas. Depende de cómo seas, acabas conociendo sus nombres y algo de su vida, si es que te interesan claro. Yo hablo hasta debajo del agua, es verdad que me lo tengo que hacer mirar, y además considero que es importante regalar una sonrisa a todo el mundo y saludarles por su nombre diciendo “buenos días fulanito”, porque sientes que importas y que eres alguien y no un número. Saber si alguien está mal o bien cuando te lo cruzas 80 veces a la semana, o convives con él en los metros cuadrados que ocupas a lo largo de la jornada donde pasas más tiempo que en casa, es imprescindible para no perder esa humanidad que a veces los problemas, la empresa y las presiones nos hacen apartar de nuestro corazón y que, en algunas ocasiones consiguen matarla, me parece tan importante como saber el número de clientes en potencia. Además pongo especial empeño en el personal que nos hace más agradable el día a día y se ocupa de tareas que desconocemos porque no son de ordenador y reunión para lucirse, sino de hacer que nuestro día a día sea agradable y fácil, no sean unos grandes desconocidos para mí….si lo son para el resto ellos se lo pierden.
Uno de ellos era Juan Carlos, un auxiliar de Seguridad del edificio. Un tío estupendo, gordito, siempre de buen humor, que pasaba por cualquier sitio dando los buenos días, abriendo las puertas a la gente y sonriendo aunque muchas veces, el gilipollas de turno que se cree más por no llevar uniforme, ni le contestaba el saludo y se hacía el extranjero como si el buenos días lo dijeran en “xhosa” o en “congoleño”, que de esos hay desgraciadamente para exportar…..en mi empresa más de la mitad, y desde luego para mí no es un orgullo precisamente. Parece que con el carguito de tres al cuarto te traen un sonotone de Gaes que se queda sin pilas en cuanto alguien sin corbata o sin galones pasa por tu lado. Debe ser que todos venimos de la pata del Cid oiga…. Pues yo no …mis abuelas eran de pueblo, y aunque yo soy de Madrid y después de dos generaciones de estudios universitarios, conocer mundo y haber vivido en el mundo “in” y “chic”, muy arriba, he aprendido que ser elegante no es llevar un “modelinchi” de Gucci ni tener un coche de “gente bien” o vivir en tal barrio….., ser elegante es que cualquier persona sea de la condición que sea, venga de donde venga, tenga lo que tenga, y se llame como se llame, se sienta a gusto contigo por cómo la haces sentir y la tratas, punto.
Pues resulta que el sábado se mató en un accidente de tráfico… Iba en el coche con su mujer y su hija y se le cruzó un ciervo. Al esquivarlo vueltas de campana y murió desangrado, mientras su mujer y su hija buscaban ayuda. Aún estoy impactada.... él me dio la solución casera para mis afonías recurrentes, “alcohol de romero, mano de santo” me dijo, y era cierto, y el viernes pasado me ayudó a hacer una de mis ideas proactivas para solucionar situaciones digamos un poco especiales dentro de tu cometido laboral, consistentes en subirme al alero del edificio para recuperar un objeto de otra persona, mientras me decía a mí y a David mi “mago de las plantas” ”no me la vuelvas a liar, esto sólo se te ocurre a ti”, medio aguantándose la risa…mientras ambos me bajaban, yo subida en mis tacones con el objeto recuperado en la mano, en brazos cual Lina Morgan en el teatro.....
Pero también me ha impactado que cuando me he enterado he empezado a comentarlo …y sabéis cuánta gente sabía de quien hablaba??? Pues sus compañeros de jardinería limpieza, seguridad, recepción …pero de los de corbata, tacones y mesa con ordenador casi nadie. Es curioso como es cierto que los iguales emiten las mismas ondas, y por eso simpatizan y se juntan…. La gente con la que yo me identifico y me encuentro a gusto y hablo con ellos de forma más personal e íntima en la empresa, lo sabían todos. Lo cual me hace estar contenta por saber que emito como ellos y me da pena por todos los demás, que supongo que ni echarán de menos a ese gordito simpático que les decía buenos días, se acercaba si te veía con problemas en el coche y te ayudaba a saltar de los aleros cuando te creías la Lara Croft Majariega. O si lo hacen no lo dirán porque al fin y al cabo no sabían su nombre, sólo que había alguien que les daba algo que ahora no saben que es pero que saben que no está. Y ojo que la vida es un sube y baja constante….que nosotros o nuestros hijos lo mismo tampoco llevan corbata ….que eso no te da el título de buena persona ni buen profesional. Tú qué sabes de su vida? Dónde está el libro que dice que la corbata es lo que califica a una persona o su trabajo?. Vale más un enchufado que no sabe hacer la O con un canuto que alguien que va de uniforme?? Salvo que sean pilotos, azafatas, o médicos en quirófano claro….es así?.
Este artículo va por el, y también por ti Hugo…..hacéis un trabajo grande y sois grandes desconocidos….pero ellos se lo pierden de verdad, los que tenemos la suerte de haberos conocido NO. Y a ti que nunca tienes tiempo para ver a todas esas personas que están a tu alrededor día a día, tómate cinco minutos para saber quiénes son …..porque si mañana no te dan los buenos días …estés en shock como yo, triste y le dediques el tiempo que se merece su recuerdo …tengas los galones que tengas.