Hay ocasiones en que veo muertos…sí si no soy vidente, algo de bruja tengo, intuición y a veces sensaciones o certezas sobre determinadas cosas no faltan en mi trayectoria,, imagino que vienen por la sangre gallega que corre por mis venas, pero no llevo un pañuelo de lunares ni arete en la oreja ni tengo una bola de cristal aunque a veces pueda parecerlo. Pero el tipo de muertos a los que me refiero no son muertos de los de caja de pino y lápida, no, me refiero a muertos que hablan, van, vienen, interactúan y sobre todo actúan. Están entre nosotros, a diario los encuentras, al menos un ejemplar en tu día a día seguro, rodeado de sus acólitos incondicionales que se creen correspondidos, pero que no son más que piezas de un juego que ellos desconocen, y por supuesto no manejan ni saben las reglas, porque con los zombies no hay juego, sólo hay ellos y eso de por el interés te quiero……
Es increíble lo que te puede proporcionar la observación. Como dice un proverbio chino (es que estos chinos tienen frases para todo la verdad), tienes dos ojos, dos orejas y una boca para que hables la mitad de lo que ves y lo que oyes. Yo con los años estoy aprendiendo a ser observadora….soy muy despistada, bueno no, reconozco que le presto atención a lo que me interesa, al resto ni cinco minutos dedico, con lo cual no soy capaz de entrar en un sitio y saber qué hace cada persona, o qué matrícula tiene qué coche, reconozco que no se me ni la mía, hay gente que es capaz de saber quién está sentado en cada sitio o la ropa que lleva alguien que ves de pasada… yo no, lo reconozco. Pero me refiero a la observación de los comportamientos humanos, esa es la observación que me fascina. Y lógicamente cuando tienes motivación y atracción por algo, pones los cinco sentidos y te fijas, vaya que si te fijas ¡!!.
Es curioso cuando observas a la gente y sus comportamientos como localizas a esos muertos vivientes, esos zombies que van por la vida de vivos, pero que no lo están, porque alguien que está vivo no tiene tiempo para falsear y vivir como los camaleones cambiando de color según se tercie, la gente viva está ocupada en ser feliz y no necesita trucos de magia ni se esconde aparentando lo que no es y haciendo una cosa cuando piensa otra, buscando siempre su interés y nada mas que su interés, a veces justificado por el interés de sus “secuaces” que en el fondo no son sino marionetas que manejan y que en cuanto dejan de necesitarlos los dejan tirados cual hombres de paja que es lo que realmente son. Son expertos del maquillaje y de la máscara, de la falsedad y de la simbiosis, dependiendo de con quien estén o lo que les interese actúan y se comportan, pero una actuación tan tan forzada y tan fatua, que te das cuenta enseguida de que estás ante un actor de serie “B” con delirios de Oscar.
Es increíble observar sus pasos siempre previsibles….cuando algo les interesa, se ponen la careta de sonrisa y elevan la voz, como si tuvieran que llamar la atención de un millón de personas en un escenario sin micrófono. Todo en ellos es forzado, creen que sonríen pero tienen un rictus como el del Joker, al no contar con la espontaneidad, la rigidez aparece en cada uno de sus gestos. Exageran todo, al andar al hablar, al expresarse…..para dar la sensación de seguridad en sí mismos y tratar de convencer aún más de su comportamiento “desinteresado”.
A ver hay veces en que, aunque alguien te caiga mal o no te lleves todo lo bien que podrías o deberías, tienes que hacer el esfuerzo o fingir porque no te queda más remedio…por ejemplo de que sea tu jefe un familiar…..Pero no me refiero a esos casos límite y sin opción, me refiero a casos en que se vende uno por cuatro pesetas. Cuando alguien te cae mal o lo pones “a bajar de un burro”, pero luego quieres algo de esa persona y cambias tu dignidad, tu escala de valores o simplemente tu punto de vista durante un tiempo sólo para obtener algo que es persona tiene o que te puede dar acceso…y normalmente suele ser no un pisazo en el barrio de Salamanca sino lo que viene a denominarse “el chocolate del loro”. Realmente te das cuenta que la gente tiene la dignidad y la palabra y autoestima en venta por un precio irrisorio. Son capaces de darse la vuelta para no escupirte en un ojo pero en cuando ven algún beneficio en ciernes por poco que sea, arrimarse como si fueran un sello de correos.
No me las voy a dar de santa, todos en esta vida tenemos un precio estoy de acuerdo con eso, unos mas alto y otros mas bajo, a veces en un precio económico y otras es un precio anímico, yo reconozco que mi precio normalmente es emocional y con respecto a mis afectos, pero también se puede uno vender pero sin poner cara de que te encanta ni ser falsos. Te vendes diciendo, está bien no me queda mas remedio pero no me gusta, y no poner tu cara de Joker de mediopelo convencida de que eres la candidata o candidato al premio de la academia cuando no eres más que una actriz o actor porno de tres al cuarto.
Es increíble los zombies camaleones que nos encontramos a lo largo del día, pero hay algunos que se ganan el premio de zombies de la más alta categoría, y son los que además creen que te la están dando con queso. A su actitud y falta de todo, se les une la prepotencia de pensar que encima la gente se lo está tragando, y que no ven que llevas un maquillaje de los chinos resquebrajado y malo que se está cayendo a trozos. La prepotencia unida a la falsedad y al cinismo, es una combinación que no debe ser agradable tragársela ni con cinco vasos de agua. Lo más triste de todo es que ellos o ellas no se ven así….creen que el fin justifica los medios, y además se jactan internamente de su gran actuación que creen te has tragado enterita y eso, les hace sonreir, esta vez con una sonrisa genuina de las de verdad.
Al final, lo único que producen es pena, lástima y ganas de apartarse corriendo…..el interés ….es mal consejero…siempre….pagas un precio demasiado alto por una baratija de mercadillo……y además el maquillaje de oferta reseca la cara una barbaridad qué quieres que te diga para eso prefiero un episodio de “walking dead” el guión es bastante mejor!!!!
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