Desde que soy consciente he tenido siempre un deseo feroz de tener, o estar rodeada de una familia grande o pequeña pero en la que todos hagan su papel al menos el 50% del tiempo. Esas navidades llenas de tranquilidad y sonrisas que se veían en las pelis americanas que la tele ponía en cuanto te daban las vacas, en las que los abuelos son entrañables, la abuela trae el plato estrella de todos los años, todos discuten pero por tonterías, los padres se han volcado y sacrificado por sus hijos y siguen haciéndolo, los nietos son motivo de caídas de babas generalizadas y muestras de amor interminables…..ciencia ficción perdóname.
No existe la familia perfecta, ni los padres perfectos, ni los hijos perfectos, eso es una realidad. Pero lo que si es verdad es que aún dentro de nuestras imperfecciones, existen unos mínimos, es decir aunque no te sepas el papel entero, al menos sabes en que obra actúas y cuándo te toca entrar en escena….digo yo. Así que me han venido a la cabeza estas reflexiones que por no quiero de ninguna manera, que nadie lo tome por donde no son, no son mas que mis opiniones y por supuesto no doy lecciones a nadie de nada, vaya eso por delante. Hablo de mi experiencia o de las experiencias de mi entorno o incluso de “sucedís” que conozco de refilón y todo eso en mi cabeza es como el gazpacho de la Thermomix y salen estas cosas.
Igual que a las personas que van a adoptar un niño las hacen millones de pruebas psicológicas para ver si son aptos para ese papel de padres, creo que nos las deberían hacer a todos, sinceramente. Debería ser obligatorio, como el carnet de identidad. Tener un hijo es cuestión de un ratito de gimnasia, o a veces de una fecundación in vitro, o una adopción en los casos más complicados, pero me refiero a que no es algo dificilísimo de hacer, de hecho el tema de la jodienda es algo que saben hasta los tontos del pueblo. El problema es saber que un hijo no lo traes al mundo para cubrir huecos emocionales, ni porque simplemente “toca” , o porque tienes uno y no quieres que esté solo, o porque “es tan monooooo”, o porque a tus padres les hace ilusión, o porque te da mucho el coñazo tu pareja o cónyuge (normalmente esto es más de mujeres lo reconozco), o para salvar relaciones que van en picado, o porque quieres una niña o un niño a costa de lo que sea, cuando tienes otro u otros del sexo contrario, y encima deseas un sexo diferente al que nace y te desilusiona, o porque te ha dado un calentón que no lo para ni un iceberg derritiéndose y “verás como no pasa nada” y salen esos hijos que no te esperas o algunas veces los que yo llamo “hijos nietos”, o para cubrir afectos y sensación de soledad en la madre, o por satisfacer su necesidad de ver que alguien depende de ella y en cuanto crece quiere otro bebé.
El resultado de lo anterior, son hijos que, para empezar no han sido deseados, o al menos por los motivos adecuados. Eso es importante ¿? Importantísimo de verdad. Los bebés notan todas las emociones de las madres cuando están dentro de ellas, y toooodo eso les afecta. Probablemente nunca lo llegue a identificar, pero a lo mejor eso le hace sentirse a veces triste o rechazado, o es tímido en exceso, aunque no sepa porqué.
Si no eres capaz de cuidar de ti mismo, es decir eres un Peter Pan o un inmaduro emocional o incluso un congelador emocional …cómo pretendes ser madre o padre?. Hablo de los padres que hacen el papel pagando estudios, comida y ropa pero luego son incapaces de dar el alimento principal que es el cariño, el tiempo y la dedicación y paciencia da igual los años que tengas, incluso con 30 los necesitas. Son aquellos que solucionan la falta de abrazos o de refuerzo positivo o de comprensión a golpe de talonario. O aquellos que son los grandes ausentes, que se refugian en el trabajo para calmar sus propios demonios, y nunca están porque su carrera profesional es más importante o ellos lo creen así. O los que utilizan a sus hijos como confidentes, como si fueran sus amigos y amigas y además “solucionaproblemas”, sin darse cuenta que nunca puedes ser amigo o amiga de tus hijos, tienes que ser su padre o su madre, los amigos los elegirán con el tiempo, y los hijos no tienen que solucionar los problemas a los padres sino al revés. Responsabilizar a un hijo de tu felicidad es una aberración. Creo que cuando somos pequeños papá es superman y mamá la mas guapa y se acabó. Y cuando creces, sus miedos, sus problemas y sus tristezas son tema de ellos no tuyos, y tu no puedes ser la tirita emocional, en todo caso ellos la tuya.
Otros convierten a sus hijos en el barro que amasa sus propias frustraciones, se convierten en Pigmaliones que tratan de sublimar sus propios deseos y sus fracasos o sueños no conseguidos haciendo de sus hijos esas realidades que en su caso sólo fueron promesas infructuosas. Son los que te dicen quienes deben ser tus amigos, tus parejas, qué tienes que estudiar….y la sensación de fallarles en sus expectativas te hace doblegar tus propios sueños y deseos para satisfacer los suyos, no tener sentimiento de culpa por la infelicidad o frustración que se han creado ellos con sus decisiones pero que tu haces tuya, y tratar así de ser ese hijo o hija perfecta que crees que ellos necesitan aún a costa de tu propio yo o tu propia vida.
Yo soy madre y soy hija, estoy en los dos lados del espejo. Y al final sólo se que cada uno lo hacemos lo mejor que podemos con lo que tenemos. Los hijos somos egoístas, es nuestro papel, pero sigo sin entender a esos padres que siguen destruyendo a sus hijos, bien sea siendo egoístas, haciéndoles daño a ellos antes que a sí mismos, no dándoles esa palabra de aliento, ese reconocimiento, ese refuerzo positivo o ese amor desinteresado y que se expresa sin temor, no hablo de dinero ni de bienes. Creo que analizar nuestros fallos como hijos y como padres es un gran paso para conseguir ser nosotros mismos y también traer al mundo seres, con seguridad en sí mismos, con las menores heridas emocionales posibles y que al final de su maduración como personas, nos comprendan o nosotros les comprendamos, sin juzgar y sin culpar. Ningún hijo es responsable de la felicidad o infelicidad de sus padres, ni tiene el deber de solucionarles las papeletas o de decir amén a lo que ellos consideran.
No existen las familias perfectas…pero sí las que quieren intentarlo…y ese propósito de enmienda no les dura tres horas…..y eso es lo que vale.
No existe la familia perfecta, ni los padres perfectos, ni los hijos perfectos, eso es una realidad. Pero lo que si es verdad es que aún dentro de nuestras imperfecciones, existen unos mínimos, es decir aunque no te sepas el papel entero, al menos sabes en que obra actúas y cuándo te toca entrar en escena….digo yo. Así que me han venido a la cabeza estas reflexiones que por no quiero de ninguna manera, que nadie lo tome por donde no son, no son mas que mis opiniones y por supuesto no doy lecciones a nadie de nada, vaya eso por delante. Hablo de mi experiencia o de las experiencias de mi entorno o incluso de “sucedís” que conozco de refilón y todo eso en mi cabeza es como el gazpacho de la Thermomix y salen estas cosas.
Igual que a las personas que van a adoptar un niño las hacen millones de pruebas psicológicas para ver si son aptos para ese papel de padres, creo que nos las deberían hacer a todos, sinceramente. Debería ser obligatorio, como el carnet de identidad. Tener un hijo es cuestión de un ratito de gimnasia, o a veces de una fecundación in vitro, o una adopción en los casos más complicados, pero me refiero a que no es algo dificilísimo de hacer, de hecho el tema de la jodienda es algo que saben hasta los tontos del pueblo. El problema es saber que un hijo no lo traes al mundo para cubrir huecos emocionales, ni porque simplemente “toca” , o porque tienes uno y no quieres que esté solo, o porque “es tan monooooo”, o porque a tus padres les hace ilusión, o porque te da mucho el coñazo tu pareja o cónyuge (normalmente esto es más de mujeres lo reconozco), o para salvar relaciones que van en picado, o porque quieres una niña o un niño a costa de lo que sea, cuando tienes otro u otros del sexo contrario, y encima deseas un sexo diferente al que nace y te desilusiona, o porque te ha dado un calentón que no lo para ni un iceberg derritiéndose y “verás como no pasa nada” y salen esos hijos que no te esperas o algunas veces los que yo llamo “hijos nietos”, o para cubrir afectos y sensación de soledad en la madre, o por satisfacer su necesidad de ver que alguien depende de ella y en cuanto crece quiere otro bebé.
El resultado de lo anterior, son hijos que, para empezar no han sido deseados, o al menos por los motivos adecuados. Eso es importante ¿? Importantísimo de verdad. Los bebés notan todas las emociones de las madres cuando están dentro de ellas, y toooodo eso les afecta. Probablemente nunca lo llegue a identificar, pero a lo mejor eso le hace sentirse a veces triste o rechazado, o es tímido en exceso, aunque no sepa porqué.
Si no eres capaz de cuidar de ti mismo, es decir eres un Peter Pan o un inmaduro emocional o incluso un congelador emocional …cómo pretendes ser madre o padre?. Hablo de los padres que hacen el papel pagando estudios, comida y ropa pero luego son incapaces de dar el alimento principal que es el cariño, el tiempo y la dedicación y paciencia da igual los años que tengas, incluso con 30 los necesitas. Son aquellos que solucionan la falta de abrazos o de refuerzo positivo o de comprensión a golpe de talonario. O aquellos que son los grandes ausentes, que se refugian en el trabajo para calmar sus propios demonios, y nunca están porque su carrera profesional es más importante o ellos lo creen así. O los que utilizan a sus hijos como confidentes, como si fueran sus amigos y amigas y además “solucionaproblemas”, sin darse cuenta que nunca puedes ser amigo o amiga de tus hijos, tienes que ser su padre o su madre, los amigos los elegirán con el tiempo, y los hijos no tienen que solucionar los problemas a los padres sino al revés. Responsabilizar a un hijo de tu felicidad es una aberración. Creo que cuando somos pequeños papá es superman y mamá la mas guapa y se acabó. Y cuando creces, sus miedos, sus problemas y sus tristezas son tema de ellos no tuyos, y tu no puedes ser la tirita emocional, en todo caso ellos la tuya.
Otros convierten a sus hijos en el barro que amasa sus propias frustraciones, se convierten en Pigmaliones que tratan de sublimar sus propios deseos y sus fracasos o sueños no conseguidos haciendo de sus hijos esas realidades que en su caso sólo fueron promesas infructuosas. Son los que te dicen quienes deben ser tus amigos, tus parejas, qué tienes que estudiar….y la sensación de fallarles en sus expectativas te hace doblegar tus propios sueños y deseos para satisfacer los suyos, no tener sentimiento de culpa por la infelicidad o frustración que se han creado ellos con sus decisiones pero que tu haces tuya, y tratar así de ser ese hijo o hija perfecta que crees que ellos necesitan aún a costa de tu propio yo o tu propia vida.
Yo soy madre y soy hija, estoy en los dos lados del espejo. Y al final sólo se que cada uno lo hacemos lo mejor que podemos con lo que tenemos. Los hijos somos egoístas, es nuestro papel, pero sigo sin entender a esos padres que siguen destruyendo a sus hijos, bien sea siendo egoístas, haciéndoles daño a ellos antes que a sí mismos, no dándoles esa palabra de aliento, ese reconocimiento, ese refuerzo positivo o ese amor desinteresado y que se expresa sin temor, no hablo de dinero ni de bienes. Creo que analizar nuestros fallos como hijos y como padres es un gran paso para conseguir ser nosotros mismos y también traer al mundo seres, con seguridad en sí mismos, con las menores heridas emocionales posibles y que al final de su maduración como personas, nos comprendan o nosotros les comprendamos, sin juzgar y sin culpar. Ningún hijo es responsable de la felicidad o infelicidad de sus padres, ni tiene el deber de solucionarles las papeletas o de decir amén a lo que ellos consideran.
No existen las familias perfectas…pero sí las que quieren intentarlo…y ese propósito de enmienda no les dura tres horas…..y eso es lo que vale.
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