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viernes, 18 de septiembre de 2015

ARMSTRONG VERUS PANTANI



No soy muy aficionada al Tour ni a la Vuelta, mi gran pasión no es el ciclismo aunque me gusten las clases de spinning y haya llegado incluso a disfrutarlas. Con esto quiero decir que no soy precisamente una gran conocedora ni seguidora, pero si que hay historias deportivas que me inspiran y me emocionan y hoy quiero compartir una de ellas con vosotros, aunque quizá muchos la conoceréis, que puede ser.

En el año 2000, el Tour tenía un claro vencedor : Lance Armstrong, un tejano de hierro que tras haber superado un cáncer se iba a hacer de nuevo con el título de campeón absoluto por no se qué año consecutivo. Armstrong era invencible no había manera de encontrarle un punto débil, frío, calculador y competitivo, no parecía que tuviera ningún posible rival otro año mas. Por otro lado estaba Mario Pantani, un hombre calvete con maillot rosa que había llegado con una gran forma física al tour, pensando que iba a tener su oportunidad. Ambos habían llegado niquel que se dice, con una forma física envidiable, sin embargo Armstrong había demostrado una y otra vez su esencia de Semi Dios, de invencible, ganando una etapa tras otra, lucía de nuevo el maillot amarillo de líder y llegaban a una etapa de la Provenza que incluye la subida al Mont Venteaux. Ese monte es inóspito, pedregoso, no hay ni un árbol y tiene unos fuertes vientos que hacen que las condiciones para los ciclistas sean especialmente complicadas, una subida con viento lateral fuerte desgasta y mucho.

Ese día Pantani llegó sin fuerzas. Según iban subiendo Armstrong ni se despeinaba cogía a todos los que intentaban superarle y mantenía su liderazo. Pantani se había quedado muy muy descolgado, casi de los últimos y no podía con su alma. Nadie daba un duro por el, nadie. Después de un tiempo, Pantani contraatacó…ese hombre empezó de pronto a remontar a subir y subir por encima de unos y de otros hasta llegar al grupo adelantado que lideraba Armstrong. Parecía que se iba a venir abajo pero, cuando no le quedaban fuerzas, empezó a tirar….se empezó a escapar con una gran velocidad….y a sacarle al grupo una gran distancia cada vez mas, pero Armstrong no lo iba a permitir…así que decidió tirar el también y le cogió. El super hombre volvía a demostrar su supremacía y Pantani volvía al redil. No obstante Pantani volvió a tirar otra vez, y Armstrong de nuevo detrás. Hasta siete veces se escapó Pantani, y Armstrong le volvió a coger.

Parecía que ese hombre se venía abajo, agotado reventado y sin cuerpo que le respondiera, nadie confiaba en el ………nadie? nadie salvo el claro está. Pantani no iba a renunciar a sus sueños, así que por octava vez, cogió fuerzas de su mente y volvió a escaparse, esta vez más y más rápido. Armstrong siguió con su grupo de adelantados un rato y le dejó solo un tiempo, y luego empezó a darle fuerte a la bici dejando atrás a los demás destrozados por el esfuerzo, con un único objetivo, perseguir a Pantani. Pantani seguía y seguía y Armstrong iba a su caza cada vez se le acercaba más. Pantani de pronto vio como le tenía detrás de su rueda. Estaban a dos kilómetros de la cima, y Armstrong seguía a su lado, cada vez que uno tiraba el otro le cogía. Pantani podía haberse venido abajo, pero ese hombre tenía un objetivo y era conseguir ganar esa etapa, lo quería por encima de todo, y cuando el corazón quiere algo, la cabeza y el cuerpo responden aunque no puedan ni nadie se explique cómo puede no tirar la toalla, y sigue adelante.

Se acercaban al último kilómetro, los últimos metros e iban parejos absolutamente. No eran amigos, eran rivales competidores, enemigos digámoslo así, ambos con un mismo objetivo, y Armstrong con unas fuerzas que Pantani ya no tenía. Pero a veces tus sueños pueden más que tus músculos, Armstrong tenía la fuerza pero Pantani el corazón. Ese hombre por el que nadie daba un duro, ese hombre que no podía con sus alma, que había empezado el último, que estaba derrotado casi la mitad de la carrera, que debería haber tirado la toalla por seis veces, que tenia todo en contra, que luchaba contra un imposible, alguien más fuerte que el, que no era nadie…..quería ganar.

Así que cuando estaban llegando a los últimos metros, en un apasionante duelo, cuando van a llegar a la meta sucedió el milagro. Armstrong, el hombre de hielo, el super hombre, ese titán invencible sin puntos débiles le mira y hace algo que nadie nunca podría imaginar. Quizá fue la cara de Pantani descompuesta agarrado a su bici, quizá fue esa determinación que vió en ese hombre que seguía a pesar de todo luchando contra el aunque literalmente no pudiera ni con los pedales y estuviera vencido y sin fuerzas pero seguía pedaleando, sería que el sabía que ya tenía el tour asegurado, ….no lo se pero en los últimos metros Armstrong ………..no peleó el sprint . No peleó, simplemente…… y Pantani por décimas de segundo pisó primero con su rueda la línea de meta y ganó la etapa de Mont Venteax.

En la vida nos quedamos muchas veces sin fuerzas, lo intentamos hasta, siete ocho y mil veces, y no conseguimos llegar, pero hay veces en que el corazón y los sueños pueden más que nada. Lo que hizo que Pantani siguiera cuando no podía casi ni moverse ya……………….. fue que creyó en el. Cuando nadie lo hacía, cuando era por el que nadie apostaba…creyó en el y en su sueño.

Cuando crees en ti a pesar de tener todo en contra, a pesar del entorno, los baches, las piedras y las dificultades, cuando tu corazón te guía, y sigues adelante a pesar de todo sin desalentarte……es cuando empiezan a ocurrir los milagros. Sí, milagros…y a veces cuando estás así un enemigo o alguien que no esperas te da la mano y te ayuda en ese último pero doloroso y difícil paso final. Alguien o algo te ayuda en ese final agónico…..porque te lo has ganado, y porque lo mereces.

Pantani ganó porque su corazón sabía que podía hacerlo, y Armstrong por una vezen su historia como deportista, le dejó ganar, porque vio algo en Pantani que le hizo pararse y reconocer que se lo merecía y que ese hombre iba conseguirlo. Había sido un gran rival, le había plantado cara y seguía luchando sin dejarse abatir, y no le peleó esa llegada….le dejó entrar primero.

A veces en nuestra vida somos Pantani ,y a veces Armstrong…..depende de la situación en la que estemos. Ese día fue increíble para los dos, no hubiera sido posible sin el papel de cada uno. Eso demuestra la grandeza de ambos, y que cuando quieras algo, lucha siempre, y cuando veas a alguien que necesita tu ayuda…dásela…..a lo mejor ganar ese sprint con tu ayuda es el milagro que estaba esperando.

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