Cuando nos referimos al valor, muchas veces me imagino unos soldados aguerridos librando una batalla sin igual con escudos y espadas, enfrentándose a la muerte por un ideal, por una causa merecedora de tal hazaña, gritando mientras desenvainan y se acercan a sus enemigos con coraje y sin vacilar. A veces he pensado que la gente que actúa así es un poco inconsciente, realmente no se hasta que punto avanzaban hacia el enemigo sin miedo y convencidos cien por cien de lo que iban a hacer…..o es que yo no tengo tanto valor….no lo se, siempre he pensado que cuando estás en una guerra matas al de enfrente para defenderte, antes de que el otro te mate a ti, aunque luego le pongas otro tipo de adornos en forma de motivos o ideales……pero en fin que ambas teorías son posibles y yo desde luego no tengo la verdad absoluta, ni nadie.
Traducido al presente, creo que hay muchas personas con un valor increíble a las que no reconocemos o no valoramos lo suficiente porque no utilizan espadas ni escudos. Son gente que está en nuestro entorno, que lucha a diario por su felicidad o por una enfermedad, o en contra de sus miedos más profundos. Gente a la que juzgamos sin saber ni conocer realmente cuáles son sus motivos, sentimientos o razones, y que a veces incluso condenamos por decidir apostar por ellos mismos, cuando esa decisión va en contra de lo que “socialmente “ o “ según los demás” se debe hacer.
Hay personas que se enfrentan a la enfermedad cara a cara, sabiendo que pueden perder y aún así aceptan el reto. Son grandes luchadores y luchadoras que cada día hacen un esfuerzo inimaginable por alguien sano, que a veces están aterrorizadas ante la posibilidad de perder la partida y que aunque tengan días malos no, muy muy malos, intentan seguir en la brecha como sea. Nunca valoramos lo que es poder ir andando a donde quieras, tomarte un “Gelocatil” y erradicar los síntomas de un resfriado mientras para ellos ese resfriado se convierte en un viaje a la botella de oxígeno y la estancia en una cama durante tres semanas. Tengo a alguien muy cercano en esa situación, la admiro y quiero profundamente, y que me enseña todo lo que aún me queda por aprender para llegar a su nivel de lucha, que es mucho, y su actitud ante las adversidades, a pesar de que no la vea todo lo que desearía.
Hay otras que luchan por vencer sus miedos.,….hay muchos tipos de miedos pero los que más acojonan son los miedos emocionales. Superar un miedo a volar o a los perros, normalmente se soluciona con terapia apropiada y con voluntad (no digo que sean miedos menores ojo, pero sí que son más fácilmente solucionables si se quiere y se acude a las personas idóneas y expertas). Los miedos a los que me refiero son los miedos innombrables, aquellos de los que llevamos huyendo toda nuestra vida, enmascarando, actuando, y no queriendo ver. Entre ellos está el miedo al rechazo, la inseguridad, el miedo a la soledad, a equivocarse…..Ante estos miedos que nos acompañan desde “nanos” hay que tener mucho valor para enfrentarlos, y mucho valor para tomar decisiones como la de arriesgar. Arriesgar en un salto al vacío, es algo tremendamente difícil y que no todo el mundo estamos dispuestos a hacer. La opción de “Virgencita que me quede como estoy”, no deja de ser la opción cómoda, fácil y con menos errores, al menos aparentemente. Es lo mejor a corto plazo, si estás dispuesto a asumir el coste a largo plazo. No arriesgar te hace no perder, ciertamente pero también no ganar. Elegirla implica más de lo mismo, si eres capaz de seguir igual, si eres capaz de asumir y aceptar con alegría las consecuencias de tu decisión, entonces es tu opción y será la buena, seguro.
Sin embargo elegir el salto al vacío…no es algo que todo el mundo pueda hacer. Hay personas que se pasan la vida asomándose al precipicio sin encontrar las fuerzas para luchar contra sus piernas paralizadas y conseguir saltar…con miedo, pero saltar, y no se les puede llamar cobardes, porque también hace falta tener “un par” para estar asomado a un precipicio con vértigo. Y es que realmente hace falta mucha fuerza, mucho valor y mucho coraje para hacer una cosa así, o que la otra opción sea peor, claro. Es un órdago a la vida, un todo o nada, teniendo en cuenta que vas sin alas.
Hay otros miedos y son al “qué dirán” o a la opinión de los demás…esos son miedos educacionales, me explico, nos han metido en la cabeza desde “mamoncetes” unos comportamientos dentro de unas reglas sociales, que marcan determinadas personas o el entorno en general. Si las cumples, estás dentro del juego, si no las cumples, eres un “paria”, un “descastado” un “outsider” o lo que viene a ser en español castizo "la oveja negra". Lo malo de seguir este tipo de reglas es que están sujetas a cambios constantes. Hace cuarenta años convivir dos personas sin estar casados, divorciarse, o tener un hijo fuera del matrimonio eran motivo de rechazo hasta de la propia familia, y no hace falta irse tan lejos, tengo una amiga que se quedó embarazada estudiando la carrera y tuvo el rechazo de todo su entorno, incluyendo sus propios hermanos tíos y primos. Sin embargo hoy en día…quién haría algo así?. Pues personas muy muy rígidas o con poca empatía por el ser humano en general. Cada vez se tiende a respetar mas la individualidad de cada uno y cómo decide vivir su vida, aunque hay veces en que ese respeto no existe, o no es todo lo fuerte que debería ser, o bien incluso porque hay personas que critican lo que ellas mismas no tienen el coraje de hacer, porque les recuerda su propia incapacidad, y a esos los reconoceréis porque tiran con bala. Esto es como cuando tienes un hijo y los abuelos dan ideas sobre el nombre que debe tener. A ver, ellos ya tuvieron los suyos, y les pusieron el nombre que quisieron, pues deja que estos les pongan el que quieran ellos no?.
Así que cuando te encuentres con alguien que tiene valor y coraje para tomar decisiones, seguir sus instintos, a su corazón, sus principios, o simplemente luchar contra su destino o su día a día o su salud…pues haz lo que yo, le imagino con el “Yelmo de Mambrino” que decía el “Quijote”, con una “Katana” de filo amenazador…..No le envidies, porque la envidia es desear lo que tiene el otro pero con malos sentimientos, incluso con ganas de quitárselo….Admírale siempre, porque la admiración es desear ser como él, tenerle como modelo y pensar cómo ha conseguido lo que tiene para imitarlo, pero con buenos sentimientos y sin desear quitarle lo que el mismo ha conseguido.
Y en cuanto a los saltos al vacío……yo me quedo sin duda con el de “si tu saltas …. yo salto”…..pero YA.
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